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Presupuesto: organiza tu dinero para alcanzar tus metas

Presupuesto: organiza tu dinero para alcanzar tus metas

Muchas personas llegan a fin de mes sin dinero en sus bolsillos y con cuentas pendientes por pagar. Estas situaciones nos llevan a tomar decisiones como limitar los gastos en comida, retrasar los pagos de las obligaciones adquiridas o pedir préstamos. Si esta actividad se convierte en un hábito, pareciera que nunca vamos a tener el control de nuestro dinero y trabajar por nuestras
metas será cada vez más difícil. Para organizar mejor nuestro bolsillo existe el presupuesto.

¿Qué es un presupuesto y para qué sirve?

Es el registro ordenado de los ingresos y gastos en un tiempo determinado. Sirve para identificar cuánto dinero recibo, cuánto dinero gasto y en qué me lo gasto, para tomar decisiones como:

  • Gastar menos de lo que se gana.
  • Gastar lo mismo, pero de diferente manera.
  • Buscar nuevas formas para aumentar los ingresos.
  • Definir metas a través del ahorro.

¿Cada cuánto se hace el presupuesto?

El presupuesto se debe hacer una vez, pero se debe revisar de manera regular para velar por su cumplimiento o para reajustar los ingresos y gastos según nuestra realidad. Al hacer el presupuesto piensa en tus ingresos y gastos mensuales de los próximos seis meses, ideal si lo puedes hacer para un año.

Si tus ingresos son semanales o quincenales, te recomendamos hacer el presupuesto de manera mensual, pues muchos gastos como el pago de los servicios públicos y la matrícula escolar se pagan así.

¿Cómo hacer un presupuesto?

  1. Toma nota de todos tus ingresos, es decir, el dinero que recibes con regularidad, por ejemplo; el sueldo, el canon de arrendamiento por un bien que posees o una transferencia monetaria del gobierno.
  2. Toma nota de todos tus ingresos variables, es decir, el dinero que a veces recibes pero que no puedes calcular con precisión ni su monto, ni su periodicidad, por ejemplo; las comisiones por ventas o las propinas.
  3. Suma el total de tus ingresos, variables y no variables.
  4. Toma nota de tus gastos, es decir, los pagos que debes cumplir; como el arriendo, la cuota de la moto o el transporte, el pago de los servicios públicos o de las deudas adquiridas.
  5. Toma nota de tus gastos variables, es decir, aquellos que a veces debes hacer, pero cuyo valor cambia, por ejemplo; un regalo para el cumpleaños de un ser querido o las salidas a almorzar en un restaurante. Aquí se deben incluir otros gastos diarios o semanales que parecen insignificantes, pero que se repiten constantemente, por ejemplo; la empanada de onces o los chicles para después del almuerzo, a estos se les llama gastos hormiga.
  6. Suma el total de tus gastos, variables y no variables.
  7. Al total de los ingresos, resta el total de los gastos.
  8. Revisa:
    1. Si te quedó dinero ¡Felicitaciones! Ya tienes un monto disponible para ahorrar. Tu próximo reto será identificar cómo mantener tu ahorro, diversificarlo y aumentarlo.
    2. Si no te quedó dinero, ¡No te preocupes, para eso es el presupuesto! Identifica en qué estás gastando tu dinero y revisa si es posible recortar o disminuir algunos gastos, es ideal que te sobre algo para poder ahorrar y lograr que, en un futuro cercano, el monto del ahorro se vuelva parte de tu presupuesto y no lo que te sobra de él.
    3. Si te está faltando dinero es porque estás gastando más de lo que recibes ¡No te desanimes! Cuando no se ha hecho el presupuesto es muy factible que eso suceda. En estos casos es necesario revisar con juicio los gastos y empezar a disminuirlos, no es una tarea fácil, pero si necesaria.

¿Qué hacer cuando se gasta más de lo que se gana?

Aunque se pueden buscar nuevas fuentes de ingresos, lo primero que se puede hacer es reducir los gastos y acomodar el presupuesto a la realidad de los ingresos.

Una forma para reorganizar los gastos es diferenciando los deseos, de las necesidades

Los deseos se refieren a esos gastos con los cuales podemos sentirnos mejor, pero no son necesarios para nuestra supervivencia, casi siempre se refieren a los gastos variables, por ejemplo; la ropa, el entretenimiento o los gastos hormiga.

Las necesidades corresponden a esos costos que se deben cubrir para asegurar la supervivencia como el arriendo o la comida, estos no se pueden eliminar, pero en un caso muy extremo se podrían reducir si definitivamente el dinero no nos alcanza.

¿Sabías que la inflación afecta tu presupuesto?

La inflación es el aumento generalizado de los precios, por ejemplo; de los alimentos, del vestuario o la vivienda.

Cuando se sube la inflación, significa que todo está más caro que antes, lo que hace que no nos alcance para comprar los mismos bienes y servicios que podíamos adquirir anteriormente.

Si tus ingresos no aumentan de la misma manera que la inflación, no podrás comprar la misma cantidad de bienes y servicios que antes, por lo que tendrías que eliminar los que no sean prioritarios para poder comprar los más importantes.

Si la inflación es baja, por ejemplo 3%, y tus ingresos aumentan en la misma proporción, el año siguiente podrás comprar los mismos bienes y servicios que compras actualmente.